El lugar hallado

"Acabo de descubrir un lugar delicioso dormido entre años. Ha sido sin querer, como algunos grandes hombres descubren lo que concretamente no esperaban descubrir; pero, al descubrirlo, sienten la legítima alegría de haber acertado con toda su voluntad iluminada...
Todo eso casi lo pronunciaba Sigüenza asomándose de puntillas a un jardín de escombros. Nadie.
El silencio con el aliento de todo." Polop de la Marina (Alicante)

Así comienza un capítulo del libro de Gabriel Miró Años y leguas, el que da título a este blog que servirá de lugar de encuentro para conocer un poco más nuestra lengua y nuestra literatura.

21.1.18

Infierno de neón, de J.R. Barat
Ediciones del Viento, La Coruña, 2013.
     Quizá Barat no descubra nada nuevo sobre una de las lacras de nuestra sociedad actual: que existe el cruel tráfico de blancas, la explotación sexual de personas inocentes venidas, en su mayoría, de países en vías de desarrollo creyendo que estaban contratadas para un trabajo normal. Este es el tema de su última novela, Infierno de neón, que ha merecido el último Premio de novela “Ciudad de Salamanca” presidido por Luis Alberto de Cuenca. Pero el mérito de su narración radica en la construcción de una perfecta trama, digna de la mejor novela negra, en la que no se sustraen al lector las escenas más crueles y humillantes que, sin duda, viven esas mujeres capturadas por las mafias internacionales de explotadores de personas. Algunas páginas del libro son auténticos latigazos a nuestra conciencia adormecida por tantos horrores padecidos en el mundo que nos suministran a diario los medios de comunicación. Y junto a ellas, la humanidad y la ternura de un hombre --hundido en su propia existencia tras ser abandonado por su mujer y su hijo-- que encuentra la razón para volver a luchar en la ayuda que debe prestar a una de esas jóvenes, obligada a prostituirse en garitos de carretera.


   Barat sitúa la narración en Lorca y sus alrededores. Allí ha vivido él como profesor durante años y conoce bien la sociedad murciana. Así que el retrato de la ambientación de la historia queda trazado con gran naturalidad y relieve. Los personajes –el profesor Matías Vidal, su amigo Ulises Pérez “Quasimodo”, el inspector Corrales, don Carlos, Parelli, Yuknov, Pancho Carrasco, el Negro –jefes y matones de la mafia--, Svetlana, Natasha, Lucía o Cruz --las chicas explotadas—cumplen los roles previstos en un novela de intriga, con sencillez pero con mucha efectividad. El lenguaje es directo, crudo a veces, muy natural también y, a menudo, nos regala el autor con párrafos llenos de cálidos matices en los que el paisaje y la reflexión remansan la incesante acción de la novela. 

    La técnica narrativa de Barat nos recuerda a la de las buenas novelas negras americanas, muchas de ellas llevadas al cine luego. Y es que esa técnica de alternar breves escenas, con personajes y lugares distintos, proporciona al texto la agilidad indispensable para que el lector no pueda abandonar la lectura o que, al menos, esté deseando volver a las páginas para adentrarse de nuevo en el fluir de la historia. Juan Ramón Barat muestra su valentía y compromiso denunciando en esta obra situaciones que nuestra sociedad debe perseguir y erradicar con decisión por parte de todos. Y no nos extrañaría que, en un futuro no muy lejano, viéramos proyectada en las pantallas las historias de los personajes trazados por Barat en esta cautivadora novela.


Mariano Moreno Requena (marzo 2014).