El lugar hallado

"Acabo de descubrir un lugar delicioso dormido entre años. Ha sido sin querer, como algunos grandes hombres descubren lo que concretamente no esperaban descubrir; pero, al descubrirlo, sienten la legítima alegría de haber acertado con toda su voluntad iluminada...
Todo eso casi lo pronunciaba Sigüenza asomándose de puntillas a un jardín de escombros. Nadie.
El silencio con el aliento de todo." Polop de la Marina (Alicante)

Así comienza un capítulo del libro de Gabriel Miró Años y leguas, el que da título a este blog que servirá de lugar de encuentro para conocer un poco más nuestra lengua y nuestra literatura.

31.10.23

 Félix José Ortiz: Flexiones. Inflexiones, reflexiones y otros ejercicios desaforísticos.                           

Círculo Rojo Editorial, Almería, 2023.


Dos años después de pasearnos hilarantes por sus Desaforismos, vuelve Félix José Ortiz (Madrid, 1964; pero extremeño en sus hondas entrañas) con este nuevo enjambre de pensamientos, sentencias y juegos de ingenio que posan su mirada en los más diversos motivos que le rodean. Se advierte, eso sí, una incursión decidida, e inevitable, en bosques existenciales, poéticos y personales aunque estalle entre líneas su “rictus de aguantar(se) la risa” que se puede confundir “con mohín de enfado” o, yo diría, seriedad (p. 63).

 El libro Flexiones juega ya en su título (y en la ilustración de portada o en la derivación acumulada en el subtítulo) con el ejercicio mental a que va a ser sometido el lector en las páginas que siguen, pues la aparente sencillez y simplicidad de cada propuesta nos somete a frecuentes torturas intelectuales que no nos permiten leer más de cuatro o cinco páginas seguidas sin perder el resuello cerebral.

El autor reúne sus textos breves en dos apartados, De lo profano y De lo sagrado. En el primero, agrupa nuevos “Desaforismos” con juegos de palabras (“derrota sixtina”, “pena capital/provincial”, “regla/excepción”, “despertador o desespertador”, etc.) y humoradas llenas de ingenio: “Al enterrador le aburre el exceso de trabajo: demasiadas horas muertas”; “Un cóctel Molotov en una lata de Coca-Cola: la chispa de la vida”; “Aunque Jomeini consiguiera enfervorizar a las masas, no todos los imanes resultan tan atractivos”, etc. En “Aleluyas”, hay variaciones jocosas sobre diversos motivos, entre los que se encuentran los relativos al Vaticano (“Las vacas vaticanas pacen in terris”; “Con las últimas lluvias, la catedral de San Pedro se anegó tres veces”, etc.), además de surgir los primeros textos a los que siguen comentarios y reflexiones entre paréntesis a modo de desdoblamientos del pensamiento.

 Abre el apartado De lo sagrado el título “Hombres”, donde las reflexiones se atemperan, se ahondan, se vuelven trascendentes, aunque surja a menudo el “rictus de aguantar(se) la risa” porque en esto nuestro autor no tiene remedio. Por eso escribe la flexión/inflexión/reflexión titulada “Eres de lo que no hay” de hondura existencial, y “Donde aún sigas vivo” en la que presiente al padre vivo en un lugar del universo, o “Ecos”, de suaves premoniciones del tiempo fugaz. Y abunda en ello en algunos textos de “Demonios”, como en “Leviatán” en donde se suceden palabras con el prefijo “anti” (antiafectación, antisuficiencia, antirrelato, antinarcisismo, antivictimismo...) para adentrarnos en nuevas profundidades de corte existencial: “Todos estamos aquí: agazapados junto al fuego de ser nacidos, hermanados en este miedo radical y cotidiano a no llegar vivos a la noche (...) Conmovedoramente empeñados en sobrellevar con la mayor dignidad el absurdo de la existencia”. Finalmente, en “Ángeles”, vuelven los desaforismos breves y humorísticos, pero también los hay poéticos con resonancias de Juan Ramón Jiménez (“La tarde asomada al brocal del pozo exhalaba un húmedo verdor de patio”), de Miguel Hernández (“agostado corazón de almendras”) o de Joyce (“Fray Félix Bloom sale a diario de casa con bolsa y vida por derrochar”).

 Finaliza el libro de Félix Ortiz con los textos “Este aliento”, “Soy yo” y las alegorías de “Un buen amor” (al uso del Arcipreste de Hita) que tienen el motivo común del amor, aunque el humor y una segunda lectura atenta de algunos nos lleven a otros derroteros inesperados y jocosos. Porque las flexiones, inflexiones y reflexiones de Ortiz encierran a menudo honduras y equívocos que se escapan en una primera lectura, porque son producto de una mente conceptista de este siglo XXI que, lejos de agotarse, se supera a sí mismo.

 Mariano Moreno Requena (Murcia, octubre de 2023).